ANEF invita a contrapartes a exponer sobre el TPP
En el marco de la XIXª Asamblea Nacional y IIª Asamblea Extraordinaria de la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), que se lleva a cabo en la sede del sindicato del Banco Estado, se desarrolló el foro informativo sobre el Acuerdo Transpacífico (TPP). La exposición contó con la presencia de Felipe Lopeandia, jefe negociador de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales (Direcon) y el integrante de la plataforma Chile Mejor sin TPP, Carlos Figueroa.
El representante gubernamental tuvo la primera palabra y afirmó que el TPP es coherente con la línea de acuerdos económicos internacionales que ha suscrito Chile durante los últimos 25 años, y que éste permitirá al país negociar en condiciones de simetría con economías más grandes. Además reconoció que mantener en secreto las negociaciones del TPP no es un escenario ideal e invitó a los oyentes a leer el documento “TPP Acuerdo Transpacífico, 50 respuestas” y así desmitificarlo.
En cuanto a los mecanismos de resolución de controversias, Lopeandia explicó que en el TPP existen dos modalidades: la demanda de un Estado a otro y el IDS, que permite a las empresas inversionistas demandar al Estado receptor de su inversión si considera que éste ha violado alguna de las obligaciones estipuladas en el capítulo de inversiones del tratado.
Por su parte, Figueroa aterrizó las implicancias del TPP desde el lenguaje macro político que mantuvo Lopeandia. El integrante de Chile Mejor sin TPP afirmó que este acuerdo va más allá del ámbito netamente económico entre las 12 naciones el área Asia-Pacífico, y que es parte de la nueva ofensiva imperialista de Estados Unidos para desplazar la creciente economía china, mediante la creación de nuevas reglas de negociación que marginen al gigante asiático.
Figueroa también recalcó que no existe evidencia que constate los beneficios que puede traer el TPP en materia económica y que por el contrario, vulneraría el derecho a la salud y los derechos digitales, respectivamente, a través de los derechos de propiedad intelectual de las farmacéuticas sobre los remedios, extensibles desde 5 a 8 años de monopolio; y obligando a los países a crear incentivos legales para cooperar con titulares de derechos, al adoptar el modelo de la legislación estadounidense para la notificación y bajada de contenidos infractores.
En la ronda de preguntas los asistentes mostraron preocupación por la desinformación que hay en torno al acuerdo y lo compararon con políticas como el Transantiago que prometía revolucionar el transporte capitalino pero que, a 10 años de su implementación, todavía no cumple con lo que prometía.
Lopeandia se refirió al capítulo laboral del TPP y señaló que “para efectos de la ANEF debe ser interesante, y me parece importante dar cuenta de los elementos que aparecen consagrados en un capítulo como ese”.
El jefe negociador de la Direcon destacó que, como Gobierno, reconocen que la liberalización comercial y la apertura de la economía no se hace a cualquier precio y siempre se busca la protección de los derechos de los trabajadores consagrados en la Organización Internacional del Trabajo. “El derecho a la negociación colectiva, la abolición de cualquier forma de trabajo infantil o de trabajo forzoso, la no discriminación laboral, son fundamentos que quedan recogidos en este capítulo y que en el caso del TPP reciben un refuerzo adicional porque el no cumplimiento o el hecho de que las legislaciones de los 12 países miembros del TPP no aborden o sus normas laborales, no respeten estos derechos fundamentales de manera sistemática, podrían dar cuenta, eventualmente, a la generación de un mecanismo de solución de controversias Estado-Estado, no el inversionista-Estado, para efectos de sancionar comercialmente a este país” detalló.
Otro elemento del capítulo laboral en el que enfatizó Lopeandia fue el compromiso que asumen los países de no disminuir sus estándares de protección laboral, con el objetivo de atraer más inversión; y el consejo laboral al que podría acudir cualquier ciudadano de las 12 naciones suscriptoras en caso de cualquier irregularidad laboral.
Finalmente destacó que por primera vez en un capítulo laboral de este naturaleza se reconoce la responsabilidad social empresarial, es decir, el deber de las empresas de tener que comportarse de determinada manera en los países en que están establecidas, aunque estos son principios de naturaleza voluntaria.
En cuanto al capítulo laboral del TPP, Carlos Figueroa afirmó que “Felipe dibuja de una manera en la cual yo no estoy de acuerdo, y que creo que la interpretación nacional de los sindicatos que ha hecho la Internacional Sindical de Empleados Fiscales, la que ha hecho la agrupación de jueces europeos, los informes de los relatores de derechos humanos y el informe de derechos humanos de la UDP es que aquí, en este acuerdo internacional, no se protegen los derechos salvo trabajo infantil, que se menciona al inicio del acuerdo, y otros dos puntos que no tienen que ver con derechos sindicales, ni la negociación colectiva o el aumento del poder de los trabajadores, eso no existe en el TPP”.
Además agregó que “cuando existe alguna normativa que tiene que ver con el empoderamiento de los trabajadores, ésta está sometida a que eso beneficie o no impida el comercio de inversión, esos son los términos que se ocupan en el capítulo laboral. Dibujar este acuerdo como algo que va a beneficiar a los trabajadores me parece injusto, un engaño, porque el TPP no está hecho para los trabajadores”.
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